Cierre de la Tercer Reunión del Foro para la Reforma
Política
por Miguel Sanguinetti - 3°
Reunión del Foro para la Reforma Política
1.- Me toca a mi cerrar las exposiciones del panel, dándoles
a conocer algunas de nuestra propuestas sobre el tema Política y Justicia.
Hemos ceñido nuestro aporte a visualizar el modo
en que la dirigencia política ha ido penetrando en los distintos poderes
del Estado, poniéndolos a su servicio y subalternizando su funcionamiento.
No haremos un análisis técnico de cómo
mejorar el funcionamiento de la Justicia sino que intentaremos mostrar de que
manera la dirigencia política manipula y gobierna a la Justicia, impidiendo
que sea un verdadero Poder del Estado, sustrayéndole su independiencia
sin la cual es imposible que cumpla los altos fines previstos en la Constitución
Nacional.
2.-Las propuestas no han sido concebidas de modo abstracto
o general sino que se enmarcan en la crítica situación en que
vivimos y apuntan a revertir esa situación.-
En primer lugar debo decir que nos encontramos con un Estado
acéfalo ya que
el desajuste institucional que vivimos ha hecho zozobrar a los tres Poderes
del Estado. No tenemos Poder Ejecutivo, ni Poder Legislativo, ni Poder Judicial.
Ya desde mucho antes que renunciara, De la Rua no gobernaba.
El país no tenía Presidente. Los que le siguieron, a quienes en
un abuso del lenguaje se llamó presidentes, tampoco lo fueron ni gobernaron.
Tampoco es Presidente, ni gobierna, el Dr. Duhalde que no es más que
un mandatario transitorio pero no “el Presidente de los Argentinos”.
No lo eligió el pueblo sino una Asamblea de legisladores
(que no representan al pueblo) y que hoy le ha dado la espalda. Por otra parte,
aunque con efecto diferido hasta el 25 de mayo de 2003, ha renunciado.
Tampoco tenemos Poder Legislativo, porque sabemos que los
diputados y los senadores que tenemos no representan al pueblo; sólo
representan a los partidos que los designaron. El pueblo ha marcado a fuego
su falta de representación con esa frase que, más alla de su acierto
o de su desacierto, señala su categórico rechazo: que se vayan
todos.
Finalmente no tenemos Poder Judicial. El Poder Judicial,
custodio de la Constitución y de nuestros derechos no es independiente
en la Argentina, y si no lo es no es un Poder del Estado.
No se creó un Poder Judicial, uno de los tres poderes
del Estado, para que sirviera de ladero o de justificador de las políticas
de los gobernantes.
Sin embargo la Corte que tenemos es bien conocida como la
Corte “menemista”, la de las mayorías automáticas.
Todos nuestros presidentes han querido tener una Corte propia, Duhalde no fue
la excepción, para lo cual intentó quitársela de encima
con el fracasado intento de juicio político.
La ciudadanía en su casi totalidad le dio –en
esa emergencia- la espalda al Poder Judicial; le era indiferente que la Corte
fuera removida o nó. La percepción, más o menos pública,
de que el juicio político era una especie de golpe de Estado contra el
Poder Judicial tampoco conmovió a la sociedad.
Esto es grave, porque una sociedad que le da la espalda
a su Justicia se expone a quedar indefensa frente a los abusos del poder.
Este es el meollo de este panel.
Nuestra primer propuesta es que hay que realizar una profunda
reflexión social para que la ciudadanía redescubra el valor de
la Justicia, la revalorice como institución de la República, la
respete y la defienda; que comprenda que sin ella volvemos a la selva.
Es necesario reconciliar a la Justicia con el pueblo. Es
necesario que la gente entienda que la Justicia es una institución creada
para él, para servirlo y defenderlo.
Que debe estar integrada por jueces probos, independientes
e idóneos.
Esa reflexión social que proponemos tiende, además,
a que la sociedad defina cuál es la Justicia que quiere y cual es el
perfil de los jueces que quiere.
Sólo así podrá la ciudadanía
asumir a la Justicia como cosa propia, esencial para su vida democrática,
para la vigencia de la Constitución y para la defensa de los derechos.
Deberá llevarse adelante una campaña permanente
de difusión y de enseñanza del valor justicia, del respeto a la
justicia, de la necesidad de defensa de la justicia, de vivir las virtudes de
la justicia y que se integren en lo más profundo del alma de nuestro
pueblo.
DESIGNACIÓN DE MAGISTRADOS
En segundo lugar proponemos un conjunto de medidas relacionadas
con la designación y remoción de los magistrados judiciales, desde
los miembros de la Corte Suprema hasta la de los jueces de primera instancia.
Esas medidas estan enmarcadas en los principios de Independencia
en la designación, en la transparencia de la selección, en la
idoneidad del ejercicio de la función y en la necesidad de la participación
social.
Veamos el caso de la Corte:
a) cómo seleccionar a sus miembros:
Hoy las vacantes las llena el presidente con una persona
de su confianza. Las selecciona él en su círculo más cercano
y cuenta siempre con herramientas para que el Senado se lo apruebe.
De esa manera no hay independencia, transparencia, idoneidad
ni participación social. Con ese sistema de designación nunca
se llega a constituir el Poder Judicial creado por la Constitución, sino
sólo tribunales, porque la Corte estará atada al Gobierno.
Proponemos que el Presidente deba elegir de una terna de
candidatos que sea previamente seleccionada por concurso publico de oposición
y antecedentes. Este sólo hecho nos garantiza los cuatro principios que
hemos mencionado.
El Presidente, entonces, propone al Senado el candidato
elegido, y dicho cuerpo deberá desarrollar en sucesivas sesiones abiertas
al público y a la televisión, un coloquio mediante una intensa
tarea de indagación y comprobación de la idoneidad profesional,
moral y democrática del propuesto, como una reconfirmación de
sus calidades para el elevado cargo en cuestión.
Con este procedimiento la ciudadanía comenzará
a reconciliarse con la Justicia, y a hacerla propia, al ver que sus miembros
son seleccionados con toda transparencia y dando la mayor garantía de
idoneidad e independencia.
b) como removerlos:
Acá tenemos otra propuesta: debemos reconocer que
la estabilidad de la Corte y de sus miembros es uno de los requisitos necesarios
para asegurar su buen funcionamiento y su independencia.
Por eso proponemos que no sea posible iniciar más
de un juicio político a la vez. Y que sólo cuando haya concluido
el primero podrá iniciarse el siguiente.
La falta de límites al respecto le puede volver a
abrir el apetito a algún otro gobernante. De esta manera impediremos
que las necesidades políticas circunstanciales puedan comprometer el
andamiaje institucional de la Constitución.
Veamos el caso de los camaristas y jueces
En lo que hace a los tribunales inferiores de la Nación
el proceso de selección y remoción de magistrados está
regulado por la ley de creación del Consejo de la Magistratura.
Esta ley ha tenido su acierto en cuanto dispone que la selección
de magistrados judiciales se hará por concurso público de oposición
y antecedentes. Esto eleva el nivel de idoneidad de los candidatos.
Pero escamotea el objetivo constitucional de proteger la
independencia del Poder Judicial.
Los jueces que se designan con intervención del Consejo
de la Magistratura están tan sometidos al poder político como
antes. Con la diferencia de que ahora la gente no se da cuenta.
Para evitar que esto suceda es necesario introducir algunas
reformas importantes a la composición y funcionamiento del Consejo, que
minimicen la influencia política, que eviten la manipulación política
de nombramientos y remociones de Jueces, que fijen condiciones para el desempeño
de los Consejeros y que aseguren su dedicación
A tal fin se propone:
I.- Minimizar la influencia política en el Consejo.-
Aquí decimos que cuanto más lejos esté
la influencia política de la Justicia más garantías de
independencia tendrá.
A tal fin proponemos:
a) Suprimir 4 de los 8 Consejeros legisladores, para cumplir
con el equilibrio que impone el art. 114 de la Constitución. Existe una
sobrerrepresentación política, que altera seriamente el equilibrio
de los representantes de los jueces y de los abogados.
b) Establecer que la participación del Congreso no
se efectúe mediante legisladores sino mediante representantes –
personas de elevadas condiciones de idoneidad profesional y moral- que nombren
ambas Cámaras, que no sean legisladores.
c) Suprimir en la composición del Consejo la representación
del Poder Ejecutivo.
II.-Evitar la manipulación política en los
nombramientos y remociones de Jueces.-
Cuando dijimos que los jueces estan hoy tan sometidos al
poder político como antes nos basamos en la sobrerrepresentación
política existente en el Consejo y en que éste, de acuerdo con
la ley de su creación, se reservó el derecho de modificar el orden
de Méritos establecido por el Jurado en los Concursos que se realizan
para cubrir los cargos en la Justicia.
Se reinstaura, sigilosamente, la vieja práctica de
favorecer el nombramiento de los amigos, que verán seriamente comprometida
su
independencia por ese favor.
A este respecto nuestra propuesta es bien clara y elemental:
debe estar vedado al Consejo de la Magistratura modificar, por ninguna
razón, el orden que establezcan los jurados en sus pronunciamientos
Final: Si logramos introducir estas propuestas habremos
establecido las condiciones para transformar la Justicia en un real y verdadero
Poder Judicial; en la institución republicana, independiente, transparente
e idónea que diseñó nuestra Carta Magna.
Dr. Miguel Sanguinetti.
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